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Novela policial "Sí, fui yo"

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El sábado 7 de julio de 2018 se presentó la novela policial "Sí, fui yo", de Editorial Hormigas Negras, 

en DAIN Usina Cultural

Puntos de venta

"Sí, fui yo" se consigue en numerosas librerías del país (consultar interior)

http://hormigasnegras.com.ar/puntos-de-venta/

 

o por internet: https://www.waldhuter.com.ar/Papel/9789874278876/SI++FUI+YO 

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Lanzamiento

El sábado 7 de julio, la editorial Hormigas Negras presentó, en la extraordinaria librería Dain, la novela "Sí fui yo" de Damián Rovner, séptimo título de la colección de narrativa argentina contemporánea Puro Barullo.

Para celebrar el lanzamiento, los músicos Daniel Tano Donamaría en piano y Pablo Viru Tirachio en guitarra, acompañaron al autor en la interpretación de sus canciones.

Otro momento destacado del evento sucedió cuando el escritor José María Brindisi, autor de Placebo y director de la revista literaria El Ansia, leyó un texto elaborado para la fecha y que se reproduce a continuación.

Los realizadores del encuentro, la editorial y el autor, contaron con la calidez y la buena onda de Endy y el aporte para la coordinación de Marisa Barossi de la librería Dain.

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Entrevista a Damián Rovner

por Andrea Álvarez Mujica

El autor de Sí, fui yo, avanzó en la escritura de la novela sin tener el final resuelto:“Para mí también era una incógnita el desenlace de la historia”.

 

—Cuando eras adolescente te interesaste por la novela negra. ¿Qué recordás del impacto que te produjeron esos personajes, títulos o autores?

—En mi adolescencia leí sobre todo mucha ficción, ciencia ficción, literatura latinoamericana, europea y política. La novela negra la descubrí cuando una amiga me regaló El largo adiós de Chandler. Fue un antes y un después. A partir de ahí me agarró como una compulsión por los policiales. Leí de todo, tanto anteriores como posteriores a Chandler, que es una bisagra. Una novela que recuerdo que me marcó fue Buffo & Spallanzani de Fonseca. En su momento me conseguí toda la colección del Club del Misterio para leer a los clásicos (Hammett, Chase, Christie, Poe, Chesterton, Queen), que aún conservo, y además he consumido a Pérez Reverte, Sasturain, Eco, Highsmith, Onetti, Mankell, Saer, y otros. Así como hay autores que son para mí de cabecera, que he leído mucho, y también influyeron en mí como Proust, Borges, Yourcenar, Dostoievski, Shakespeare, Tolkien, Kafka o Foucault, para nombrar algunos.

 

—Cómo lector de novela negra, ¿qué pensás que un autor debe darle a un aficionado al género? ¿Qué es lo fundamental? ¿intriga? ¿originalidad? ¿sorpresa? ¿clima?

—Intriga. Respecto a los otros aspectos cada lector es diferente y busca diferentes cosas en un libro. Hay lectores que se interesan más por el cuento, otros por las descripciones, y hay otros que se fascinan con la pluma en sí, como yo. Lo que no debe faltar en el género es la intriga. Luego, siempre habrá textos más o menos originales, más o menos sorpresivos, mejores o peores.

—Tu novela está contada por Antonio Grillo, un personaje que no parece compartir casi nada con vos. Nadie podría especular que es tu alter ego, ¿cómo lo construiste?

—Creo que todos los personajes que uno construye tienen algo de uno. Aunque sea aspectos mínimos que uno percibe en ciertas situaciones. Lo interesante es poner la lupa y transformar esa pequeña característica en un rasgo principal de un personaje. Al menos yo necesito empatizar con el personaje para poder desarrollarlo. También uno toma decisiones sobre ciertas cualidades personales que lo adornan un poco.

 

—¿Qué fue lo primero que surgió de esta historia? ¿Recordás qué la disparó?

—Lo primero que surgió fue el dilema que cuento en las primeras páginas, que no lo voy a contar acá pero siento que es un nudo bastante potente. Ese dilema plantea la paradoja y problemática del protagonista que lo guiará toda la novela. En este sentido fue muy interesante porque para mí también fue una incógnita cuál iba a ser el desenlace de la historia, y lo fui descubriendo a medida que avanzaba. De alguna manera iba viviendo las aventuras con Grillo con tanta incertidumbre como él.

 

—Si bien Grillo no vive días fáciles, hay muchos momentos de humor, incluso a veces, parece que Grillo logra mirarse desde afuera y reírse un poco de todo. ¿De qué forma el humor se coló en la novela? ¿Fue algo natural? ¿Lo decidiste?

—Fue algo natural porque es parte del personaje que construí, y de mí también. Desde el comienzo lo imaginé con aspectos de Woody Allen, Groucho Marx o Fontanarrosa. Me apasiona el desafío de insertar el humor en una trama sobria y de suspenso sin que se convierta en trivial. En definitiva, en la vida también sucede que el humor mete la cola en las situaciones más trágicas e inesperadas.

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